El gran Bonete

Quilmes es seguro.
Así nos dicen cuando hablamos de lo que el ex intendente Aníbal Fernández denomina “una sensación”.
Matías vino a Quilmes a divertirse, a despedir el año. Como tantos otros jóvenes y no tanto que llegan a nuestro municipio desde distintas localidades del conurbano sur, fundamentalmente.
No importan los detalles. Al menos para su familia o para los que ponemos la vida como un valor supremo.
Importan las responsabilidades. Para que esto no vuelva a suceder. Para que los que tienen en sus manos las herramientas para solucionar el tema se hagan cargo, o se vayan.
Basta de pasarse la pelota.

Hay un señor que cobra un sueldo como Subsecretario de área de Seguridad del municipio llamado Orlando Segura. Ni siquiera pudo responder de manera positiva y concreta a los pedidos que le hizo el Concejo Deliberante sobre su plan de trabajo. Solo tiene que explicar porque todavía no puso las cámaras de seguridad que se habían planteado y para cuya implementación ya recibió los fondos. Pero igual cobra su sueldo.
Hay un señor que es responsable policial de la seccional primera, donde mataron a Matías. Sus móviles “desaparecen” de la zona de los boliches los fines de semana. Pero el igual cobra su sueldo.
Hay señores que cobran sueldo como responsables de la seguridad provincial, pero parecen estar muy ocupados, porque descubrieron la pólvora. Parece que hay connivencia entre parte de la policía y algunos delitos que muchas veces terminan en muertes de ciudadanos comunes. Pero ellos igual cobran su sueldo.
Hay señores y señoras que les venden droga a los supuestos asesinos de Matías. Ellos no tienen sueldo, pero se llevan porcentaje de las ganancias de una actividad muy lucrativa.
Hay señores (24 para ser precisos) que cobran sueldo de concejal. Ellos no se ponen de acuerdo para reglamentar la nocturnidad en Quilmes. Dicen que nada pueden hacer porque es tarea de un señor de barba que no retrocede ni para tomar carrera. Ellos también, de todas formas, cobran su sueldo.
El intendente Gutiérrez no tiene en sus manos las soluciones directas. El se ocupa de otros temas. Pero igual cobra su sueldo.
A Matías lo podrían haber matado de todas formas, aunque todos hubieran hecho lo que tienen que hacer. De eso no hay dudas.
Pero si todos hicieran lo que deben y para lo cual cobran sueldo, seguramente muchos Matías todavía estarían con vida.
Pero parece que a estos señores los sueldos no les alcanzan. Algunos dicen, “hacen la vista gorda para proteger los kioscos de la política”. Debe ser que los necesitan “pacomer”.
Como los “trapitos” que supuestamente mataron a Matías.